Los primeros pasos al comienzo de la obra han estado centrados en la rápida intervención en aquellos elementos especialmente delicados del Palacio. Elementos que debían ser protegidos de todo el proceso de restauración a gran escala y que se pudieran ver afectados, de una u otra forma, en los trabajos de yesería, albañilería, etc.
Uno de los más apasionantes, y donde el equipo de restauradores tenía especial ilusión, ha sido el majestuoso cuadro que presidía la escalera principal del Palacio. El lienzo representa a la Virgen del Rosario, un cuadro muy significativo en Peñaflor, y sufría una problemática muy acusada por el paso del tiempo, el deterioro de la pintura y el envejecimiento natural de los materiales.
Desde un principio, el equipo de restauradores entendió que se debía actuar con urgencia sobre el cuadro, para evitar cualquier daño que pudiera sufrir a la hora de acometer los grandes elementos de la obra. Así, y antes de la colocación de los andamios en la escalera imperial, se retiró el cuadro y se comenzó su inmediata restauración.
Tras una cuidadosa y exhaustiva limpieza química para eliminar las diferentes capas de barnices, salieron a relucir los increíbles colores originales de la obra. Después de varios meses del magnífico trabajo del equipo de restauradores, hoy el cuadro de la escalera imperial de Peñaflor luce con todo su esplendor.